Consejos para preparar la tabla de quesos perfecta

Todos sabemos que el queso es uno de los alimentos más antiguos de la historia, siendo además, uno de los productos básicos en nuestras dietas. Pero, ¿sabes realmente cómo se tienen que cortar dependiendo de su variedad o cómo servirlos para su degustación?

A continuación te muestro unos cuantos trucos para que puedas montar sin problema una estupenda tabla de quesos.

Conservación de los quesos

No todos los quesos tienen la misma temperatura ideal para su conservación. Por ejemplo, los quesos de tapa dura se conservan mejor entre los 8 y los 12 grados centígrados, mientras que los de pasta blanda estarán mucho mejor a una temperatura de entre 4 y 8 grados centígrados.

Como no todos tenemos refrigeradores especiales para quesos, lo mejor que podemos hacer para conservar nuestros quesos es mantenerlos en el frigorífico, justo en el interior de los cajones de la verdura. En esos compartimentos la temperatura es menos fría que en el resto. En los casos de los quesos enteros, además es recomendable darles la vuelta cada 8-10 días.

Es estrictamente necesario envolver correctamente todos los quesos antes de guardarlos en el frigorífico, de ese modo, evitaremos que el queso se agriete o pierda sus cualidades antes de tiempo. Lo ideal sería utilizar el envoltorio original, pero también se puede utilizar papel film o papel de aluminio para envolver los quesos.

Antes de servir una tabla de quesos

Para que cualquier queso sacado del frigorífico se encuentre en su estado óptimo, se tiene que atemperar, es decir, hay que dejarlo reposar a temperatura ambiente antes de consumirlo. De esta forma conseguimos que adquiera su aroma y sabor original.

Para los quesos blandos, la temperatura ideal para el consumo es de entre 18 y 20 grados centígrados, mientras que en el caso de los quesos semiduros o duros es de 22-24 grados centígrados.

Recomendaciones para montar la tabla de quesos

Deberíamos de saber que la disposición utilizada en la preparación de una tabla de quesos no es de forma casual, sino que tiene un orden muy coherente, situando los quesos más suaves por la parte exterior de la tabla y colocar los quesos de sabor más fuerte en la parte interior de la misma.

Cuando cortamos los quesos, debemos tener en cuenta que todos los comensales tienen que degustar los quesos contando con todas sus partes, incluyendo la corteza, por lo que siempre practicaremos los cortes desde el centro del queso hacia la parte externa.

El grosor de cada corte varía en función de la clase de queso en cuestión. Para los quesos blandos pero con sabores muy potentes (Mahón, Zamorano, Manchego) los cortes deberán de ser finos. Para los quesos como el Cabrales es conveniente servirlos en trozos o bloques, así cada comensal puede utilizar el cuchillo para servirse.

En el caso de los quesos cremosos, es aconsejable engrasar el cuchillo con un poquito de aceite que sea más fácil el corte y así evitar que se quede pegado al cuchillo.

Ideas para acompañar una tabla de quesos

De toda la vida, el mejor acompañante para comer un buen queso ha sido el pan. Ahora bien, puedes realizar todo tipo de «pruebas». A mi me encanta también acompañar el queso con unas galletitas saladas o con algo de fruta fresca como las uvas o la manzana.

Prueba también a acompañar tus quesos preferidos con algo de confitura o incluso con miel de abejas, están deliciosos!!

En cuanto a los vinos para acompañar nuestros quesos, deberemos tener en cuenta que los tintos ligeros maridan muy bien con todos los quesos de pasta blanda como por ejemplo el Brie. Los vinos dulces como el moscatel ayudan a que los quesos azules muestren todos sus matices y los vinos claros o rosados están indicados para los quesos de cabra.

Y hasta aquí nuestros consejos para servir la tabla de quesos perfecta. Siguiendo cada uno de ellos, seguro que obtienes el éxito en la mesa sorprendiendo a todos tus invitados. Si tienes alguna duda, deja tu comentario más abajo y te responderé lo antes posible.