La bechamel es una salsa blanca espesa y cremosa, elaborada a base de harina, mantequilla y leche. Se utiliza como base para muchas recetas de cocina, como las lasañas, croquetas y gratinados, entre muchas otras.
Su origen se remonta a la cocina francesa, donde fue creada por el marqués Louis de Béchamel en el siglo XVII. Sin embargo, su popularidad se extendió rápidamente por Europa y se convirtió en una salsa básica en la cocina de muchos países.
Las propiedades de la bechamel radican en su textura suave y cremosa, que le da un toque especial a los platos en los que se utiliza. Además, su sabor neutro permite combinarla con diferentes ingredientes, lo que la convierte en una salsa muy versátil.
Para utilizar la bechamel en la cocina, se puede hacer de dos formas: la primera es prepararla desde cero, mezclando la harina con la mantequilla derretida y añadiendo la leche poco a poco hasta obtener la consistencia deseada. La segunda opción es utilizar una bechamel ya preparada, que resulta muy fácil de conseguir en cualquier supermercado.