Masa de hojaldre casero

La masa de hojaldre tiene sus orígenes en la cocina francesa, aunque su técnica de preparación se ha extendido a muchas otras culturas a lo largo de los años. Se cree que fue inventada en la Edad Media por los pasteleros franceses, quienes buscaban una forma de hacer pasteles más ligeros y crujientes.

La tradición de este tipo de masa se ha mantenido a lo largo del tiempo, y actualmente se utiliza en una gran variedad de preparaciones dulces y saladas en todo el mundo. Es especialmente popular en la repostería francesa, donde se utiliza para hacer croissants, napolitanas de chocolate y milhojas, entre otros.

La preparación de la masa de hojaldre es un proceso laborioso que requiere paciencia y habilidad. Se realiza mezclando harina, sal y agua fría para formar una masa básica, a la que se le añade mantequilla en forma de láminas finas. A continuación, se realiza una serie de dobleces y estiramientos, conocidos como «pliegues», que crean capas de masa y mantequilla alternadas. Este proceso se repite varias veces, refrigerando la masa entre cada pliegue, para asegurar que las capas se mantengan separadas y se formen alveolos al hornearla.

Una vez que la masa de hojaldre está lista, se puede utilizar en multitud de recetas. Para preparaciones dulces, es frecuente utilizarla como base para tartas, pasteles y galletas. También se utiliza habitualmente para hacer croissants y otros tipos de laminados que solemos encontrar en las pastelerías. En cuanto a las preparaciones saladas, se suele utilizar para hacer empanadas, quiches, volovanes y otros aperitivos.

Información de la receta

• Cantidad: 500 gr
• Calorías por ración (kcal): 580
• Tiempo de preparación: 30 minutos
• Tiempo de refrigeración: 1 hora y 30 minutos
• Tiempo total: 2 horas
• Tipo de cocina: francesa
• Categoría: masas

Ingredientes para la masa de hojaldre

• 250 gr de harina de fuerza
• 250 gr de harina de trigo
• ½ kg de mantequilla fría
• 1 vaso de agua fría
• 1 pizca de sal

Se puede sustituir las dos clases de harinas (de fuerza y de trigo) por 500 gr de harina de media fuerza.

Cómo preparar masa de hojaldre casero

En una superficie lisa y limpia volcamos las harinas previamente tamizadas, o si lo prefieres también se puede hacer en un recipiente grande.

Con la mano hacemos un hueco en el centro formando un volcán. Vertemos el agua bien fría en el hueco y una pizca de sal. Mezclamos poco a poco el agua y la sal con la harina de los bordes.

Continuamos mezclando hasta formar una masa que sea manejable. Trabajamos la masa con las dos manos hasta que nos quede lo más uniforme posible. Cuando la masa ya no se pegue en las manos, formamos una bola y la ponemos sobre un plato.

Hacemos una cruz profunda con un cuchillo, la tapamos con un paño limpio y la metemos en el frigorífico durante 20 minutos.

Mientras la masa se refrigera, vamos a envolver los trozos de mantequilla bien fría en papel film y la trabajamos con el rodillo. Daremos golpes con el rodillo sobre la mantequilla hasta formar un bloque homogéneo con forma de rectángulo y guardamos en el frigorífico.

Sacamos la masa del frigorífico transcurridos los 20 minutos y espolvoreamos un poco de harina sobre una superficie limpia y lisa. Estiramos la masa con la ayuda del rodillo en forma de cruz, dejando la parte central un poco más gruesa.

Sacamos la mantequilla del frigorífico, retiramos el papel film y la colocamos en la parte central de la cruz. Envolvemos la mantequilla con las dobleces de la masa, intentando que quede totalmente cubierta.

Con el rodillo cogido con las dos manos, daremos unos golpes para aplanar la mantequilla y la masa, tratando en todo momento de que la mantequilla no se salga.

Ahora estiramos la masa con el rodillo desde el medio hacia arriba y luego desde el medio hacia abajo, hasta que nos quede de un centímetro de grosor aproximadamente y con forma rectangular.

Doblamos la masa desde una punta hasta el centro y desde la otra punta hasta el centro, retirando el exceso de harina que haya podido quedar pegada a la masa.

Ponemos la masa sobre un plato, tapamos con un paño limpio y dejamos en el frigorífico durante 30 minutos.

Transcurrido ese tiempo, espolvoreamos harina sobre la mesa y volvemos a estirar la masa con el rodillo de la misma forma, de la mitad hacia arriba y de la mitad hacia abajo.

Doblamos la masa en tres partes como antes, de una punta hacia el centro y de la otra punta hacia el centro, quitando el exceso de harina.

Ponemos la masa en un plato, tapamos con el paño y volvemos a meter en el frigorífico otros 20 minutos.

Ahora volvemos a estirar la masa sobre una superficie enharinada, y lo hacemos de la misma forma que las anteriores. Doblamos la masa otra vez de una punta hacia el centro y de otra hacia el centro. Llegados a este punto, ya tenemos la masa de hojaldre lista para usarla como mejor nos convenga.

Consejos para hacer masa de hojaldre

Es muy importante que la mantequilla esté bien fría antes de ponerla sobre la masa, ya que se trata de que nos quede en láminas finas sin que se mezcle con la masa.

Para hacer una masa de hojaldre perfecta se requiere de bastante paciencia, ya que tendremos que trabajar más con el rodillo por la resistencia que ofrece la mantequilla fría.

En esta ocasión hemos doblado la masa un total de tres veces y a mí ya me parece que sube bastante cuando la meto en el horno. Si quieres que suba algo más, solo tienes que repetir el procedimiento más veces.

Recuerda que cada vez que repitas el estirado y doblado de la masa, hay que meterla tapada en el frigorífico entre 20 y 30 minutos más para evitar que la mantequilla se derrita, pues podemos correr el riesgo de que al trabajarla con el rodillo se pueda salir de la masa.

Recetas que puedes hacer con masa de hojaldre

Una de las recetas que suelo hacer mucho con esta masa de hojaldre es la empanada de hojaldre con pisto y atún, la cual es bastante sencilla de preparar y lo mejor de todo, es que te puedo asegurar que prácticamente «vuela» cuando la pones sobre la mesa.

También te puedo recomendar los rollitos de hojaldre con calabacín, que aunque parecen que tienen un poquito más de elaboración, son un perfecto aperitivo y buena opción para incluir verduras en nuestra dieta.

Y no podían faltar las famosas palmeritas de hojaldre que todos conocemos. Unas ricas palmeritas dulces que ya hacían nuestras abuelas y que son muy apropiadas para acompañar un té o un buen café con leche.