Salsa holandesa, una estupenda emulsión con huevo, mantequilla y zumo de limón

Esta salsa es muy recomendable para acompañar platos de verduras a la plancha, pescados y huevos. Su elaboración es super sencilla y la tendremos lista en apenas unos minutos. Otra de las salsa que no te puedes perder.

Receta de salsa holandesa

La salsa holandesa es una deliciosa y tradicional salsa que se utiliza en la cocina para acompañar diferentes platos, especialmente los de origen francés. Esta salsa, también conocida como hollandaise en inglés, es muy popular y se caracteriza por su textura cremosa y su sabor suave y ligeramente ácido.

Esta deliciosa salsa es una emulsión caliente que se elabora a base de mantequilla clarificada y yemas de huevo, a las cuales se les añade un poco de jugo de limón y sal. Esta salsa se suele servir caliente y se utiliza para acompañar platos como huevos benedictinos, pescados, carnes blancas, verduras al vapor y muchas otras preparaciones.

La receta de la salsa holandesa puede parecer complicada a primera vista, pero en realidad es bastante sencilla de preparar si se siguen los pasos adecuados. A continuación, te presentamos una receta fácil y tradicional para que puedas disfrutar de esta deliciosa salsa en casa:

Información de la receta

  • Raciones: 400 gr
  • Calorías por ración (kcal): 390
  • Tiempo de preparación: 10 minutos
  • Tiempo de cocinado: 15 minutos
  • Tiempo total: 25 minutos
  • Tipo de cocina: francesa
  • Categoría: salsas

Ingredientes de la salsa holandesa

  • 3 yemas de huevo
  • 400 gr de mantequilla
  • El zumo de ½ limón pequeño
  • Pimienta blanca
  • Sal

Cómo prepara salsa holandesa

Para obtener unos 250 gr de mantequilla clarificada que necesitamos en esta receta, vamos a poner los 400 gr de mantequilla previamente troceada en un cazo pequeño y la calentaremos a fuego medio-bajo y sin remover.

Transcurridos unos 3 minutos la mantequilla ya se habrá derretido por completo. Continuamos cocinando sin remover en ningún momento y sin subir el fuego.

Pasados unos minutos veremos que se ha formado en la superficie una capa espumosa, este es el momento en que retiramos el cazo del fuego.

Deberemos retirar toda la espuma que se haya generado y debajo de ella veremos que la grasa ha quedado flotando sobre un líquido (suero) como si fuese agua.

Con la ayuda de un cucharón vamos recuperando la grasa o también llamada mantequilla clarificada y la reservamos. Esta es la que utilizaremos para hacer la salsa.

En otro cazo añadimos agua hasta la mitad y la ponemos a calentar a fuego fuerte. Cuando el agua comience a hervir, retiramos del fuego.

Ponemos un bol encima del cazo de forma que el fondo del bol no toque el agua caliente. De esta forma mantendremos la temperatura correcta para montar la salsa.

Añadimos en el bol las yemas de huevo, las cuales tienen que estar completamente limpias, es decir, sin ningún resto de clara. Batimos constantemente con unas varillas hasta que espumen y entonces, añadimos el zumo de limón.

Continuamos batiendo enérgicamente hasta que las yemas casi hayan doblado su volumen. Vertemos la mantequilla clarificada aún caliente y muy poco a poco (un hilo fino) mientras seguimos batiendo con las varillas.

Cuando hayamos añadido toda la mantequilla clarificada y la salsa esté bien ligada, añadimos una pizca de sal y pimienta a nuestro gusto.

Vista de la salsa holandesa
Salsa holandesa.

Comentarios y sugerencias

Es muy curioso que a esta deliciosa salsa le hayan puesto el nombre de «holandesa», pues es una salsa de origen francés.

Esta salsa se tiene que hacer en el mismo momento en el que la vayamos a consumir, ya que si tratamos de recalentarla podríamos correr el riesgo de que se corte.

Si quieres dotarla de un toque picantito, solo tienes que añadir un poco de cayena en polvo al momento de salpimentarla.

La salsa holandesa es uno de los ingredientes principales para preparar unos deliciosos huevos benedictinos, los cuales tienes que probar porque están de rechupete!!

Cómo evitar que se corte la salsa holandesa

Esta salsa se suele cortar tanto por exceso de calor como por defecto del mismo. Por ese motivo, es imprescindible que mantengamos durante su elaboración una temperatura constante.

De todas formas, si cuando estamos añadiendo la mantequilla clarificada nos percatamos de que se está cortando, solo hay que añadir unas gotas de agua fría y remover con más suavidad. De esta manera la salsa volverá a coger textura y densidad evitando que se corte.

Otras salsas caseras que te recomiendo

Si te gustan este tipo de salsas tanto como a mi, tengo que decirte que existen otras con una elaboración muy similar a la holandesa o con alguna variación.

Tenemos por ejemplo la salsa bearnesa, la cual se hace con una reducción de vino blanco y vinagre con cebolla y estragón. Es una salsa especial para pescados y todo tipo de carnes o verduras a la parrilla.

Por otro lado está la salsa muselina, cuya preparación es igual que la holandesa pero tiene un cambio, a la hora de servirla se liga con nata montada para que tenga una textura mucho más espumosa y ligera.

También podemos optar por la salsa noissete, la cual no es mas que una reducción de la salsa holandesa. Para ello se derriten 3 cucharadas de mantequilla en una sartén, se añade una taza de salsa holandesa recién hecha y se mezcla hasta que quede bien ligado.

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1 respuesta

  1. Karol dice:

    Estupenda salsa que no conocía y me vino perfecta para acompañar unos platos de besugo al horno. Sin duda, es una receta recomendable al 100%. Gracias por vuestra receta.

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