De la huerta a tu plato: Todo sobre las acelgas

Todo lo que tienes que saber sobre las acelgas, un vegetal que aporta vitaminas y otros nutrientes a nuestras recetas caseras.

Las acelgas, con sus vibrantes hojas verdes y sus tallos crujientes, son mucho más que un simple vegetal; son un verdadero tesoro nutricional que ha formado parte de la dieta mediterránea desde tiempos inmemoriales. Pertenecientes a la familia de las Quenopodiáceas, al igual que las espinacas y la remolacha, las acelgas destacan por su versatilidad en la cocina y por ser una fuente inagotable de vitaminas, minerales y fibra. Su sabor suave, ligeramente terroso, las convierte en un ingrediente ideal para una amplia variedad de platos, desde los más tradicionales hasta las creaciones culinarias más innovadoras.

Este humilde vegetal es un aliado formidable para nuestra salud. Con un bajo aporte calórico y un alto contenido de agua, las acelgas son perfectas para quienes buscan mantener una dieta equilibrada o controlar su peso. Son especialmente ricas en vitaminas K, A y C, fundamentales para la coagulación sanguínea, la visión y el sistema inmunitario, respectivamente. Además, aportan minerales esenciales como el magnesio, el potasio y el hierro, contribuyendo al buen funcionamiento muscular, nervioso y a prevenir la anemia. Su generoso contenido en fibra favorece una buena digestión y ayuda a mantener la salud intestinal.

Ya sean salteadas con ajo, incorporadas en cremas, guisos, revueltos o incluso como ingrediente principal en tartas saladas, las acelgas ofrecen un abanico de posibilidades en la cocina. Su facilidad para combinarse con otros alimentos y su disponibilidad durante gran parte del año las convierten en un básico imprescindible en cualquier despensa. Anímate a redescubrir este superalimento verde y a integrar sus múltiples beneficios y delicioso sabor en tu alimentación diaria.

Cómo elegir las mejores acelgas

Seleccionar acelgas frescas y de calidad es clave para disfrutar de todo su sabor y beneficios. A la hora de comprarlas, fíjate en estos aspectos:

  • Color vibrante: Las hojas deben tener un verde intenso y brillante, sin manchas amarillentas, marrones o signos de marchitez. Un color opaco o apagado indica que no están frescas.
  • Tallos firmes y turgentes: Los tallos (pencas) deben ser blancos o de colores vivos (rojos, amarillos), según la variedad, y tener una apariencia firme y crujiente. Evita aquellos que se vean blandos, gomosos o con magulladuras. Si las pencas están blandas, la acelga ha perdido frescura.
  • Hojas sin daños: Busca hojas que estén intactas, sin agujeros ni roturas significativas. Pequeñas imperfecciones pueden ser normales, pero evita aquellas con daños extensos que puedan indicar plagas o manipulación brusca.
  • Textura crujiente: Las hojas deben tener una textura que sugiera frescura y vitalidad. Si las sientes flácidas o pegajosas, es señal de que están pasadas.
  • Olor fresco: Las acelgas frescas deben tener un olor suave y terroso, característico de las verduras recién recolectadas. Un olor desagradable o agrio es una señal de que no están en buen estado.
  • Manojos limpios: Observa que los manojos estén limpios, sin excesiva tierra o suciedad, aunque un poco de tierra es normal si son de cultivo reciente.
  • En paquetes o a granel: Puedes encontrarlas en manojos atados o envasadas. Si optas por las envasadas, asegúrate de que no haya humedad excesiva dentro del paquete, lo cual podría acelerar su deterioro.
  • Peso: Elige manojos que se sientan pesados para su tamaño, ya que esto suele indicar un buen contenido de agua y frescura.
  • Temporada: Aunque las acelgas se encuentran casi todo el año, su mejor momento es en los meses más fríos. Sin embargo, su resistencia las hace disponibles en verano también, si bien las de temporada suelen ser más sabrosas.

Al seguir estos consejos, te asegurarás de llevar a casa acelgas de la mejor calidad, listas para transformar en deliciosos y nutritivos platos.

Cómo conservar las acelgas

Para mantener las acelgas frescas y prolongar su vida útil una vez que las tienes en casa, es fundamental seguir algunos consejos de almacenamiento. Una buena conservación te permitirá disfrutar de sus propiedades y sabor durante más tiempo.

Preparación inicial

  • No las laves hasta que vayas a usarlas: La humedad es el peor enemigo de la frescura de las acelgas (y de muchas otras verduras de hoja). Lava las acelgas solo justo antes de cocinarlas.
  • Revisa y retira hojas dañadas: Si el manojo tiene alguna hoja amarillenta o dañada, retírala antes de guardar el resto. Esto evita que el deterioro se extienda.

Método de almacenamiento en refrigerador (corto plazo: 3-5 días)

  • Envolver en papel de cocina o un paño húmedo: Esta es la forma más efectiva. Envuelve las hojas y las pencas de las acelgas sin lavar en varias capas de papel de cocina húmedo (o un paño de cocina limpio y ligeramente humedecido). El papel absorberá el exceso de humedad y mantendrá un ambiente húmedo, evitando que se sequen.
  • Guardar en una bolsa de plástico con agujeros: Una vez envueltas, introduce el paquete en una bolsa de plástico (preferiblemente con algunos agujeros, o hazle unos pequeños con un cuchillo). Esto permite que circule algo de aire y evita la acumulación excesiva de humedad que puede causar putrefacción.
  • Cajón de las verduras: Coloca la bolsa en el cajón de las verduras de tu nevera, que es la zona más húmeda y fría, ideal para este tipo de vegetales.

Método de almacenamiento en agua (corto plazo: 2-3 días, si ya están cortadas)

  • Como un ramo de flores: Si las acelgas ya están lavadas o cortadas y quieres usarlas pronto, puedes guardarlas como si fueran un ramo de flores. Coloca los tallos en un vaso o recipiente con un poco de agua en el fondo.
  • Cubrir con una bolsa: Cubre las hojas con una bolsa de plástico suelta (sin sellar) para crear un microclima húmedo y mételas en la nevera. Este método ayuda a que se mantengan turgentes.

Congelación (largo plazo: hasta 6-8 meses)

Si tienes una gran cantidad de acelgas y quieres conservarlas por más tiempo, la congelación es la mejor opción.

    • Lavar y cortar: Lava bien las acelgas y corta las hojas y las pencas en trozos del tamaño deseado.
    • Escaldar (blanquear): Este paso es crucial para mantener el color, la textura y los nutrientes. Sumerge los trozos de acelga en agua hirviendo durante 2-3 minutos.
    • Enfriar rápidamente: Inmediatamente después de escaldar, sumerge las acelgas en un bol con agua muy fría y hielo para detener la cocción.
    • Escurrir y secar: Escurre muy bien las acelgas y sécalas lo máximo posible (puedes usar un centrifugador de ensaladas o papel de cocina). Eliminar el exceso de agua es vital para evitar la formación de cristales de hielo.
    • Guardar en bolsas de congelación: Divide las acelgas en porciones individuales y guárdalas en bolsas de congelación, extrayendo el máximo aire posible antes de sellar. Congélalas.
    50 Bolsas de congelación de 2.2 litros y reutilizables

    50 Bolsas de congelación de 2.2 litros y reutilizables

    *Producto recomendado.

    Siguiendo estos consejos, podrás disfrutar de tus acelgas frescas durante más tiempo y reducir el desperdicio alimentario.

    Recetas para utilizar las acelgas en la cocina

    Ya está todo listo para ponerse a cocinar unas buenas acelgas. Os voy a hacer una confesión: de pequeña no las podía ni ver y ahora en cambio es una de mis verduras favoritas. Aunque supongo que no soy la única que ha dado este “cambiazo”. En definitiva, queridas acelgas: aquí queda vuestro artículo, os lo debía.

    Comidas españolas fáciles

    4,75/5 de 4 votos

    Algunos enlaces mostrados en esta página son de programas de afiliados, pero aún así, ninguno de ellos está patrocinado por sus respectivas marcas y/o tiendas, por lo tanto, su publicación ha sido una decisión exclusiva del equipo de redacción. Si decides adquirir alguno de estos productos, podemos recibir una pequeña compensación económica, pero sin que ello repercuta en el precio final de tu compra.

    3 Respuestas

    1. Ana dice:

      Un artículo súper bien redactado y fácil de entender. Se nota que hay mucha investigación detrás. Ya sabía que las acelgas eran saludables, pero no tanto como para ser un ‘superalimento’. Me llevo varios consejos prácticos para la compra y la conservación. ¡Felicidades al autor!

    2. La cocinera dice:

      Me ha encantado la sección sobre cómo conservar las acelgas. Siempre se me estropeaban en la nevera y ahora entiendo por qué. ¡El truco del papel de cocina y la bolsa es genial! Y ni hablar de sus beneficios, ¡un auténtico tesoro verde!

    3. Marta dice:

      ¡Qué artículo tan completo y útil sobre las acelgas! Siempre las he cocinado de la misma forma, pero con esta guía sobre sus propiedades, beneficios y cómo elegirlas, me siento inspirada a incorporarlas más en mi dieta. ¡Gracias por tan buena información!

    Deja un comentario

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *